Apoyo en el aula de Bachillerato de Ciencias y Tecnología: Bregar juntos en los estudios para llegar a buen puerto


Zozobrar en los estudios universitarios es frecuente y más si se pretende afrontar en solitario el aprendizaje de materias complejas como el álgebra, el cálculo o la mecánica. Por eso, en la Escuela de Ingenierías Industriales y Civiles (EIIC) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) se está imponiendo un estándar de innovación educativa que involucra al alumnado en la enseñanza de la Ingeniería y que facilita llegar juntos a buen puerto. Desde hace más de 5 años, los estudiantes del Grado de Ingeniería Civil diseñan, promueven y llevan el peso del proyecto de Innovación Educativa 'Apoyo en el aula de bachillerato de Ciencias y Tecnología', una iniciativa de la ULPGC que promueve el Área STEAM del Gobierno de Canarias para el fomento de las vocaciones tecnológicas entre la juventud canaria.

Las actividades propuestas son variadas (visitas de obra, clases prácticas de laboratorio, prácticas de ordenadores, gincanas de ingenio y el tradicional concurso de puentes de espagueti) y todas ellas giran en torno a la construcción de una ciudad sostenible. El objetivo es poner los cimientos de una cultura responsable, comprometida con la sociedad, capaz de tomar decisiones que promuevan el desarrollo de infraestructuras con una mayor durabilidad y resiliencia a un menor coste energético. En este proyecto, el público objetivo son los estudiantes de Bachillerato y los agentes son los estudiantes de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. 

Durante el primer semestre se han realizado varias visitas técnicas a infraestructuras en servicio. Este año le ha tocado el turno al Puerto y paseo marítimo del barrio de San Cristóbal, en el municipio de Las Palmas de Gran Canaria. La actividad ha reunido a unos 250 chicas y chicos procedentes de 15 centros educativos, entre los que estaban representados varios centros de Fuerteventura y de Lanzarote (IES Faro De Maspalomas, La Isleta, Vecindario, Pablo Montesinos, Ingenio, Santa Brígida, Amurga, Cairasco De Figueroa, Vega De San Mateo, Isabel De España, Saulo Torón, Josefina De La Torre, Las Maretas, Vigán y Corralejo).

Para el formato de la visita técnica se ha elegido la metodología de la gincana, lo que ha permitido conjugar tradición e innovación mezcladas con una buena dosis de un sano espíritu deportivo. 

La actividad ha sido preparada concienzudamente, desde el principio del curso, por el profesorado de Secundaria que imparte la asignatura de Tecnología Industrial. Gracias a su trabajo, han conseguido reforzar los conceptos de física y Química, así como de Matemáticas, que se ponen de manifiesto en la construcción y conservación de una obra portuaria: Nociones de trigonometría para la determinación de la sección de una escollera, nociones de geometría para el cálculo del volumen de un muelle, un tetrápodo, etc. Nociones de cinética para la determinación de la velocidad y frecuencia del oleaje. Nociones de mecánica para estimar la presión que ejerce una ola sobre un dique. Nociones de estadística para calcular el valor promedio, la moda y la desviación estándar de la resistencia a la rotura que ofrece un muro de hormigón, etc.

Los futuros ingenieros e ingenieras, distribuidos en pequeños grupos, y enarbolando papel, bolígrafo y un SmartPhone cargado de APP's científicas, competían consigo mismo y con sus compañeros por sacar de sí su mejor versión. Cada prueba estaba precedida de una píldora educativa. Una breve explicación magistral, de una duración inferior a 3 minutos, dictada por un estudiante del Grado de Ingeniería Civil. Cada estudiante de ingeniería tenía a su cargo una prueba precisa que aportaba coherencia al hilo conductor de la gincana.

Fernando Sicilia y David Sánchez Ortigüela explicaban la función de una escollera y el cálculo de la masa de los bloques.

Airám Monzón se encargaba de que dibujas en a escala la sección tipo del dique exterior.

Yoel Hernández, como buen patrón de vela latina, comandaba la misión de  calcular la velocidad y frecuencia de las olas, con el objeto de estimar la resistencia del dique exterior frente a la presión que ejerce el oleaje.

Rafael Santana y Richard Ortiz sumergían al estudiantado, con prudencia y al golpito, en el apasionante cálculo del calado de un muelle.

Paula Melián se paseaba con los grupos enseñándose a identificar y cartografiar los daños infligidos por el oleaje en el paseo marítimo.

Marta Pérez y Nicol Ortiz se prodigaban en explicaciones para hacerse entender y transmitir la utilidad de los parámetros estadísticos en la estimación de la dureza del hormigón a partir de los ensayos in situ realizados con el esclerómetro.

Y por último, pero no por ello menos importante, se encontraba Santiago Saraullo, que allí donde iba, le seguía un grupo de estudiantes activado por las derivaciones debidas al uso del pachómetro para la determinación del grado de corrosión que experimentan los materiales de construcción.

La plantilla de jóvenes profesores universitarios apenas necesitaba de la asistencia y apoyo de los Titulares de la materia, Julio Pérez, Miguel Angel Franesqui y Jorge Yepes.

Para fijar conceptos, la actividad puso un broche de oro antes de terminar, ofreciendo el desafío de medirse consigo mismo y con los demás en un kahoot preparado previamente por dos jóvenes profesoras: Paula Melián y Nicol Ortiz.

La clasificación quedó encabezada por varios institutos de la Comarca Norte de Gran Canaria (Amurga y Saulo Torón, ambos del municipio galdense).